RIO DE JANEIRO, Brasil.- Los altos mandos del Comando Vermelho recibieron información sobre el operativo policial en Río de Janeiro al menos cuatro horas antes de que se iniciara la incursión de efectivos, vehículos y helicópteros a las favelas Penha y Alemão. Según información confirmada por el medio “Folha de Sao Paulo”, las fuerzas de seguridad de la ciudad ya sabían que el plan se había filtrado, y lo mismo siguieron adelante.
La filtración, indicó Folha, propició que el choque entre las fuerzas comenzara mucho antes de conocerse públicamente. Se estima que cerca de la una de la madrugada del martes, un grupo de unos 20 hombres en motocicletas se enfrentó con policías militares en Del Castilho, uno de los accesos a esas comunidades.
Dos de ellos fueron baleados y murieron en el Hospital Salgado Filho. Según el reporte oficial, se identificaron como jefes de la facción criminal Espírito Santo y admitieron que escapaban porque sabían que la operación era inminente.
A pesar de esa filtración, el operativo comenzó a las 6, con un despliegue de 2.500 agentes de los cuales murieron cuatro.
El secretario de la Policía Militar, coronel Marcelo Menezes, aseguró que el Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) formó un “muro humano” para cercar a los sospechosos en la Serra da Misericórdia, una zona de difícil acceso usada por los traficantes para esconderse o atacar rivales.
El gobierno de Cláudio Castro, gobernador de Río de Janeiro, reconoció luego que el número de víctimas era casi el doble del informado inicialmente, una cifra baja en relación con la que se conoce en la actualidad.
La Fiscalía de Río de Janeiro denuncia torturas y ejecuciones ordenadas por el Comando VermelhoPor otro lado, el Tercer Comando Puro, otro de los grupos que disputa zonas de control para el narcotráfico, aprovechó la acción policial para ejecutar a miembros del Comando Vermelho, de acuerdo con el diario “Correio Brasliense”.
Río de Janeiro en alerta: incertidumbre y temor de la población tras la operación más letal del Comando Vermelho
El gobierno de Río de Janeiro y las autoridades federales enfrentan horas críticas tras la “Operación Contención”, que dejó más de 120 muertos. La incertidumbre sobre la identidad de las víctimas y el paradero de líderes prófugos del Comando Vermelho mantiene en alerta a toda la ciudad, ante el riesgo de represalias inmediatas.
Edgar Alves Andrade, conocido como Doca da Penha o Urso, es el jefe del grupo narco que sigue prófugo y se teme que sea quien impulse posibles venganzas contra la población y fuerzas de seguridad. Las autoridades trasladaron a la cúpula del Comando Vermelho a prisiones estatales de máxima seguridad, incluyendo a Marco Antonio Pereira Firmino y Rian Maurício Tavares Mota, para cortar comunicaciones con jefes encarcelados y el exterior.
Palos para los familiares
Mientras las autoridades celebraron el operativo como un “éxito”, el jueves a la noche, unas 20 mujeres protestaron frente a la morgue judicial de Río de Janeiro para exigir la entrega de los cuerpos de sus familiares. El reclamo, que bloqueó la avenida principal, fue reprimida con palos y gas lacrimógeno por las fuerzas de seguridad.
Las familias denuncian que los cuerpos permanecen retenidos desde hace tres días y que las autoridades no brindan información sobre las identificaciones. “Pasaron tres días. Solo queremos identificarlos y llevarlos a nuestras casas”, expresó una de las mujeres.
Hallan un fusil FAL argentino en el arsenal del Comando Vermelho durante la guerra en las favelas de RíoLa mayoría de los fallecidos son jóvenes de entre 15 y 30 años, que vivían en los complejos de favelas Penha y Alemão.
“Estamos en un momento en que la comunidad perdió a sus familiares porque fueron asesinados. Sesenta cuerpos fueron entregados, pero fueron más de 150 las personas muertas. Es la mayor tragedia de la historia de Brasil”, denunció Reimont Luiz Otoni, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de Diputados, quien participó de la protesta.